viernes, 1 de junio de 2012

Desde la dulzura…


Desde la dulzura de tus ojos que bien se,
hasta la sal de tu piel que aun no tengo; mi corazón te desea,
mi corazón te guarda; clona cada parte tuya, te multiplica,
en cada metáfora de mis versos te construye.

Te he buscado entre los días que han pasado
entre los días de hoy y los que aun no son
en horas sin fin, en minutos tercos
y eres tan clara para los ojos de mi corazón.

Bajo la lluvia sigo buscándote y amándote
con la persistencia de gotas locas,
locas gotas que reclaman nuestra piel
y mi corazón almacena en su frialdad los trozos de esperanza.

Los guarda en horas eternas, en días sin fin, en minutos tercos
de un reloj que juega a detener el tiempo y se columpia en la ironía de tu falta;
días de minutos torpes, deficientes, inexactos; aletargan las horas,
¡y mi corazón con la prisa de tenerte a mi lado!

Te guardo en este corazón frio para mantenerte intacta a tu regreso;
con la esperanza prendida, con la fe ciega de un corazón enamorado.